viernes, 2 de octubre de 2009

Kröte

Aquí estoy, a punto de entrar en la casa más grande del pueblo. Avanzo poco a poco. Llego a la puerta, pero por aquí no puedo entrar. No voy a llamar al timbre y decir: "¡hola!". Se morirían del susto. A medida que me acerco me pregunto una y otra vez por qué acepté el trato. ¡Ah, sí! Por la comida terriblemente deliciosa que me darán durante un mes si gano la apuesta. El plan que he ideado es perfecto. Nada puede salir mal. Me repito una y otra vez. Entro, corro y salgo. Entro, corro y salgo...Simplemente eso.
Hay una ventana abierta. La única opción para entrar. Es cierto que no soy muy atleta, ni muy fuerte, ni tampoco esbelto. Ni siquiera soy guapo. Pero cuando mis amigos me retaron a entrar en esta casa, mi sentimiento revanchista salió de mi interior y me juré vengarme por todo lo que se han burlado de mi condición física. Vale, ya estoy dentro, menos mal que la ventana está baja y de un salto he podido entrar. Aquí, en la casa, todo está calmado. Me encuentro en una habitación, muy bien decordada, por cierto. Cruzo la estancia, corro lo más rápido que puedo...y me cuelo por la puerta. ¡Qué suerte que está abierta!
Voy a la cocina...Vaya, un obstáculo. Está llena de gente. Hay que esconderse. Me cambio de habitación. No quiero tener que deslizarme entre esos caros zapatones y arriesgarme a que me vean.
He visto la puerta que da al jardín. Si llego hasta ella, habré ganado la apuesta y nadie se volverá a reir de mi.
Echo a correr, no miro atrás. Ya casi estoy llegando. Llego, llego. La euforia y la adrenalina corre por mis venas...
-¡Hola!¿Quedez jugá comigo?
Vaya. Un niño pequeño e impertinente. Está claro que todo no podía salir perfecto.
-¡Shhh! Cállate, bonito. Vete a jugar con tus juguetes. ¡Quítate de mi camino!
-Ji, ji, ji. Amo a jugá. ¡Amo a jugá!
¿Este niño que se ha creido?. Me lleva arrastro. ¡¡Socorrooo!! ¡¡Ayudádme, por favor!!
-Papá, teno un nuevo amiguito, mida. Es mu simpático.
-Pero hijo, suelta eso. ¡Es un sapo gordo y feo! ¡Písalo! ¡Písalo ahora mismo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Una pequeña sonrisa a cambio