viernes, 2 de octubre de 2009

Tentaciones

Ahi te vi, a lo lejos. Con esa luz cegándote que reflejaba aún más tu perfección absoluta. A tu alrededor muchos más queriéndose parecer a tí. Ninguno se podía comparar... En ese momento no existía nada más que tú y yo. Quería acercarme. Debía alejarme. Algo me impedía poder tocarte. Era como un escudo que me obligaba a apartarme. Me decidí. Quería tenerte entre mis brazos. Rodeé aquel escudo. Un paso, otro y me paré de nuevo. "¿Haré lo correcto?". "¡Si!". Me respondí.
Continué. Ya no había vuelta atrás. Mi corazón iba a mil. Los pies me temblaban. Mi garganta estaba seca. Estiré la mano para tocarte, para sentirte, para rozarte...
-Disculpe señorita, los pasteles del escaparate no se pueden tocar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Una pequeña sonrisa a cambio