13h31. Domingo. Tras varias horas de descanso merecido, de reposo y de desaparición del sueño, llega el momento de hacer balance de la experiencia. De sentarse, darse cuenta de lo lo vivido, lo visto, lo sentido y sacar conclusiones.
En este momento, todo parece un sueño. Un sueño del cual, todavía no soy consciente de todo lo sucedido. Me encuentro en un punto en el que considero que he permanecido siete días durmiendo, que todo ha sido fruto de mi imaginación y nada ha pasado en realidad. Como si nunca hubiéramos viajado a más de tres mil kilómetros de casa, como si fuesen necesarias las fotografías y recuerdos materiales para darse cuenta, ver que sí, que hemos estado.
Está bien decir que todo esto ha salido sencillamente genial por la ayuda de nuestros dos guias que nos daban apoyo cuando lo necesitábamos o nos hacían reir si la situación lo merecía. Pero que al mismo tiempo, nosotros hemos conseguido también, hacer que ellos estuviesen bien.
Hemos sido conscientes de la hospitalidad y generosidad de un pueblo que vive cada día apretándose un poco más el cinturón, haciendo esfuerzos increíbles para poder comer con lo poco que tienen y aún así, en nuestra presencia, siempre estaban con la cartera abierta, dispuestos a gastar lo que hiciera falta, aunque fuera su último lei para que nosotros nos sintiéramos agusto, y que nuestra estancia en esas tierras saliera con una grata sensación. Y esto es algo que tenemos que agradecerles, pues para ellos es muy difícil, pero al mismo tiempo lo hacían por gusto y no por el “quedar bien”.
Gracias a este viaje, hemos conseguido también borrar toda clase de estereotipos, prejuicios y ese tipo de cosas que existen en todas partes y que ahora, podemos ver que son erróneos y bastante hirientes para su comunidad. No es de buen gusto escuchar que en otro país, cuando escuchan hablar del tuyo piensan en robo, ladrones o “mala gente”. Claro que los habrá, por supuesto. Pero como en todas partes, por lo que no hay que generalizar. A partir de ahora, podemos salir al rescate de ellos cuando oigamos palabras inciertas, pues hemos estado allí, sabemos lo que hay y se aleja bastante de lo que realmente se piensa.
Así pues, las ganas por salir de nuevo con la maleta en la mano, haya frío, calor, nieve o bordillos son aún mayores y nuestras ilusiones por conocer gente, cultura o costumbres han aumentado exponencialmente.
Llegado a este punto de reflexiones interiores y personales se puede ver de frente a la cantidad de gente que hemos conocido en un breve período de tiempo, cada una con sus historias, su vida, sus días buenos y malos, sus costumbres y su cultura, alejada completamente de la nuestra, pero en la que, al mismo tiempo, hemos sido capaces de amoldarnos como buenamente hemos podido.
Entre toda la nueva gente conocida, se puede destacar a gente con la que hemos tenido más contacto o menos. Hay con quienes hemos pasado momentos inolvidables, con otros nos hemos reido, o llorado. Pero con todos hemos disfrutado.
Ahora esa gente permanece en nuestros pensamientos y seguirán allí siempre, haciéndonos recordar esta fantástica experiencia, con sus más y sus menos, pero grata, por supuesto.
Aunque, bueno. Igual ya hay quien se ha olvidado de todo...
En este momento, todo parece un sueño. Un sueño del cual, todavía no soy consciente de todo lo sucedido. Me encuentro en un punto en el que considero que he permanecido siete días durmiendo, que todo ha sido fruto de mi imaginación y nada ha pasado en realidad. Como si nunca hubiéramos viajado a más de tres mil kilómetros de casa, como si fuesen necesarias las fotografías y recuerdos materiales para darse cuenta, ver que sí, que hemos estado.
Está bien decir que todo esto ha salido sencillamente genial por la ayuda de nuestros dos guias que nos daban apoyo cuando lo necesitábamos o nos hacían reir si la situación lo merecía. Pero que al mismo tiempo, nosotros hemos conseguido también, hacer que ellos estuviesen bien.
Hemos sido conscientes de la hospitalidad y generosidad de un pueblo que vive cada día apretándose un poco más el cinturón, haciendo esfuerzos increíbles para poder comer con lo poco que tienen y aún así, en nuestra presencia, siempre estaban con la cartera abierta, dispuestos a gastar lo que hiciera falta, aunque fuera su último lei para que nosotros nos sintiéramos agusto, y que nuestra estancia en esas tierras saliera con una grata sensación. Y esto es algo que tenemos que agradecerles, pues para ellos es muy difícil, pero al mismo tiempo lo hacían por gusto y no por el “quedar bien”.
Gracias a este viaje, hemos conseguido también borrar toda clase de estereotipos, prejuicios y ese tipo de cosas que existen en todas partes y que ahora, podemos ver que son erróneos y bastante hirientes para su comunidad. No es de buen gusto escuchar que en otro país, cuando escuchan hablar del tuyo piensan en robo, ladrones o “mala gente”. Claro que los habrá, por supuesto. Pero como en todas partes, por lo que no hay que generalizar. A partir de ahora, podemos salir al rescate de ellos cuando oigamos palabras inciertas, pues hemos estado allí, sabemos lo que hay y se aleja bastante de lo que realmente se piensa.
Así pues, las ganas por salir de nuevo con la maleta en la mano, haya frío, calor, nieve o bordillos son aún mayores y nuestras ilusiones por conocer gente, cultura o costumbres han aumentado exponencialmente.
Llegado a este punto de reflexiones interiores y personales se puede ver de frente a la cantidad de gente que hemos conocido en un breve período de tiempo, cada una con sus historias, su vida, sus días buenos y malos, sus costumbres y su cultura, alejada completamente de la nuestra, pero en la que, al mismo tiempo, hemos sido capaces de amoldarnos como buenamente hemos podido.
Entre toda la nueva gente conocida, se puede destacar a gente con la que hemos tenido más contacto o menos. Hay con quienes hemos pasado momentos inolvidables, con otros nos hemos reido, o llorado. Pero con todos hemos disfrutado.
Ahora esa gente permanece en nuestros pensamientos y seguirán allí siempre, haciéndonos recordar esta fantástica experiencia, con sus más y sus menos, pero grata, por supuesto.
Aunque, bueno. Igual ya hay quien se ha olvidado de todo...
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
NOS SOBRAN LOS MOTIVOS
DESEANDOOS UNAS FIESTAS ENTRAÑABLES DE NAVIDAD 2009 ESPERO OS AGRADE EL POST POETIZADO DE CREPUSCULO.
José
ramón...
me ha encantado :)
ResponderEliminarte sigo, ¿vale?
Un beso :]