miércoles, 30 de diciembre de 2009

-Me gustaría quedarme unos días contigo, Suelma.
-Todo termina, todo tiene su tiempo y su momento.
-Imaginaba que dirías algo así.
-¿Se te ocurre otra fórmula mejor para vivir?

Supongo que de nada sirve maldecirse por oportunidades escapadas, por momentos no aprovechados, por tiempos pasados, cuando la otra persona ya ha pasado página. ¿Para qué, pues, hacer planes para un futuro próximo? Si el teléfono aún no ha sonado...
No vale para algo utilizar las ilusiones en vano. Ni expandir las esperanzas para volverlas a reprimir poco después, viendo la realidad de los hechos.
Puede que la mejor receta para disfrutar sea esa. Vivir el momento dado sin pensar en ese pasado que nos encadena o en el incógnito porvenir, sabiendo que el presente el limitado, pero que no importa lo que dure si se sabe aprovechar. Disfrutar simplemente sin ataduras, sin remordimientos, sin lados buenos y malos, sin pena, ni nostalgia, ni melancolía. Simplemente disfrutar. Disfrutar el tiempo fugaz, inmejorable, mágico, que hace que el cielo esté más cerca que nunca, sabiendo que pronto llegará el momento de bajarse de la nube y que todo vuelve a esa rutina monótona, simple y aburrida, en la que no hay lugar para pensamientos pasados ni reproches. Ni tan siquiera deseos irrealizados. Solo un recuerdo feliz y nada más. Saber que la vida continua, pese a todo. Y aceptarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Una pequeña sonrisa a cambio