miércoles, 18 de abril de 2012

paper dreams

Muchas veces me paro a pensar en la gravedad. Sí, yo también. En el modo tan increíble que tiene para hacernos permanecer en cualquiera de los lugares que nos encontramos. Aun sin quererlo.
Porque hay días en los que vendería mi cabeza, apostaría mis ahorros si así pudiera volar durante algún tiempo lejos de estas circunstancias, de ese momento que llega y que no puedo hacer nada para evitar. Me gustaría, pues, poder vencer la gravedad, saltar y lanzarme al espacio. Flotar cuan leve hoja se desplaza felizmente entre los árboles que acaba de abandonar. Y, ¿por qué yo no puedo ser hoja?. Decidir volar, si quiero, escapar si lo deseo, huir si lo necesito. Necesito.
Necesitar.
Resulta muy vergonzante recitar esa palabra. Suena como un suplico mal entonado, como última medida de desesperación. Como aquello de lo que haya que arrepentirse el resto de la vida. 
Sin sentido. Nada es para siempre.
"Todo tiene su tiempo y su momento"
Necesitar condiciona, obsesiona, paraliza. 
El tiempo es finito, incomprensible y, a veces, decepcionante. ¿Para qué evitar lo evidente?.
A veces pienso que dejo las cosas a medias, sin terminar, ¿y por qué? Seguramente sea una necesidad. Una de esas dependencias que condicionan, obsesionan, paralizan. Pero que nos hacen ser así. Yo soy así. Con todo aquello que necesito, aquello que evito y aquello que necesito evitar. Con aquel tiempo finito persiguiéndome los talones a cada paso que avanzo, a cada centímetro que retrocedo. Muchas veces para ganar, otras para perder, otras para, simplemente, fantasear.
Imagino que sea difícil controlar la gravedad. No lo he intentado con fórmulas físicas ni matemáticas, o con alguno de esos aparatos caros y extravagantes que controlan la presión, temperatura o fuerza. No lo necesito para saber que, por mucho que lo intente, yo no puedo ser hoja. 

1 comentario:

  1. Hola amiga, muy currado. Cada circunstancia tiene su momento, cada situación un objetivo en ese supuesto destino que todos tenemos.

    Si algún día consigues controlar la gravedad, avísame.

    Un saludo,
    Francisco M.

    ResponderEliminar

Una pequeña sonrisa a cambio