Cuando hablo claro, no se me entiende.
Cuando intento parecer seria, no provoco más que risas.
No controlo la ironía, no tengo mucha más fuerza que un niño pequeño y soy de lágrima fácil. Me gusta parecer indiferente cuando realmente me muero al ser tan curiosa y constantemente hablo con mi perra, sabiendo que difícilmente me responderá.
Me da miedo la oscuridad y pánico las arañas peludas. A veces se me escapa un grito ahogado al ver un gran insecto volador revolotear en las paredes de mi habitación.
Pero no lo puedo evitar.
No juego a ser diferente. Probablemente no seré más que otra chica del montón, pero es lo que hay.
Para nada eres otra chica más del montón, contigo el mundo es menos malo y abril menos abril, nunca dejes de sonreir
ResponderEliminar