sábado, 1 de mayo de 2010

Córdoba

Atontada e ilusionada. Cobarde y pesimista. Feliz y convencida.
Cobran fuerzas las ganas de sentirte al alba, de formar parte de tu locura, rozar tus dedos. Fantasear con tu boca, tu sonrisa que provocan un ligero frenesí cargado de pasión, vitalidad. Bella vitalidad.
Tienes permiso en mí. Lo conseguiste con tus primeras palabras, mis primeros suspiros. Podrás manejarme a tu dulce conveniencia, así como te plazca. Así como a mí me gustaría.
Eres el dueño y el motivo de mi locura transitoria, de este gracioso estado de bipolaridad que se traduce en una incomprendida euforia para el resto de los mortales.
Y yo, tras tanto tiempo a la deriva, sin mensaje en la botella, ni chaleco salvavidas, apareció mi luz. Mi esperanza traducida en tí. Llegaste sin avisar, con esa tierna espontaneidad que me hizo ver que algo importante iba a empezar, que algo grande estaba oculto.
Y decidí no mirar el calendario, ignorar el tiempo. Si era pronto o tarde. Ni siquiera me importaba saber o estar convencida de que ambos teníamos puntos de vista distintos, sentimientos contrarios. Tenía claro que iba a luchar, acercarme a la boca del lobo, al límite de tus sentidos, hasta rozar el horizonte. Permaneceré camuflada en el reflejo de tu sombra hasta que tu decidas tocar mis párpados, cerrar mis pestañas. Hacerme brillar.

1 comentario:

  1. Precioso texto Elena, se nota q esta primavera los blogs se llenan de besos y optimismos, jeje, maravillosa manera de transmitirlo. Besos.

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Una pequeña sonrisa a cambio