sábado, 7 de enero de 2012

won

Me gusta saludar a los pasajeros del tren cuando yo no soy más que una simple transeúnte. Me hace sentir bien. Puede parecer una grata estupidez, pero resulta agradable cuando la pasajera soy yo y sonrío al ver que hay gente que piensa las mismas estúpidas pero sencillas ideas. Ojalá fuera tan fácil hacer reír. 
A veces el camino se hace largo, inacabable. Como si no pudiera haber nada que consiguiese matar el tiempo. Música, libro. Próxima parada. Suspiro, bostezo. Final del trayecto.
Por fin.
Destino, dulce destino. Aunque sea un día de entre otros cualquiera, cuando ni siquiera ha amanecido, o hace rato que ya anocheció. Aún así, resulta agradable abandonar el vagón. Respirar aire fresco.

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Una pequeña sonrisa a cambio